Por Benedicto Tres Equis
Me queda la duda del inmundo mundo que le dieron a calderón en Copenhague:
a) Por la cara de felicidad que puso, es probable que se trate de una de esas enormes licoreras que ocultan su verdadera función detrás de un inocente y didáctica apariencia que las puede mantener aparentando ser una pieza respetable en cualquier biblioteca.
b) Pocas, realmente muy pocas veces se le ha visto tan sonriente a fecal desde que usurpó el poder en el 2006 ¿A quién le puede emocionar tanto recibir semejante globo terraqueo... aunque sea de plástico o de metal?
c) ¿Se la pasará en Los Pinos jugueteando como lo hacía Chaplin en El Gran Dictador?
Vaya usted a saber!
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