lunes, 26 de julio de 2010

Rasposa Patria...

Por Benedicto Dos Equis


Cierta melancólica tarde de 1907, Ramón López Velarde estaba en el rincón de una cantina, oyendo una canción que el pidió, le estaban sirviendo en ese momento su tequila
y ya iba su pensamiento rumbo a un lugar cercano a su corazón. El sabía que su recuerdo era su desgracia y que iba allí “no más p'a recordar que amargas son las cosas que nos pasan cuando hay una Patria que paga mal.
Ciertamente el temible perro negro de la depresión dominaba el ánimo del vate. Porque, precisamente a aquello que le amargaba la vida le quería cantar. Trataba de inspirarse y atraía a las musas con grandes tragos del Demonio de los Ojos Verdes, vulgarmente conocido como ajenjo. Su apasionado amor por México lo impelía a cantarle a pesar que tanto dolor le provocaba: su Patria.

Quería empezar por describirla, ¿pero cómo? México era tan grande y tan diverso que un solo adjetivo no podía abarcarlo todo. Y, por ejemplo, Patria árida era desolador; rugosa resultaba injusto; húmeda sonaba lascivo; verde le sonaba a mercado… y así el pobre López Velarde recorría su repertorio hasta que, súbitamente, se le iluminó el rostro: suave; suave Patria. Encantado de la vida y con renovada creatividad el vate se lanzó sin parar, aunque con sus cursilerías:
Suave Patria: te amo no cual mito,
sino por tu verdad de pan bendito;
como a niña que asoma por la reja
con la blusa corrida hasta la oreja
y la falda bajada hasta el huesito.
Suave Patria:
El Niño Dios te escrituró un establo
y los veneros del petróleo el diablo.
Por ello lo que es bendición en unos
Maldición viene siendo p'a nosotros


Y cómo ve que el vate nos resulto profético, porque, si somos francos, el petróleo no nos ha traído sino sinsabores -más sin que sabores-. Que don Lázaro lo expropia y de milagro no ocurrió uno de los tan socorridos cuartelazos de la época, patrocinado por las petroleras afectadas, luego se crea una empresa, PEMEX, que explotará pozos, refinará el producto y lo venderá barato fuera de México mientras nosotros compramos petróleo extranjero carísimo; la empresa se vuelve el botín de varias generaciones de líderes sindicales entrenados por la familia Gambino, de Nueva York, y se transforma en el cochinito del gobierno en turno. Es bandera de demagogos y está a días de quedarse producto. Para colmo el único petróleo que nos queda está a tal profundidad que con la tecnología que tenemos no llegamos y no hay dinero para comprar la que se necesita…
Pero no importa porque los extranjeros son generosos y no guardan resentimientos. Así, cuando el oro negro se acababa, British Petroleum generosamente nos regala producto y facilito de recoger, pues viene flotadito por las aguas del Golfo y llegará directo a las refinerías de Veracruz… y nuestros congresistas se rasgan las vestiduras por la “contaminación”, ¿contaminación? Cuál, pura ayuda desinteresada.
Tres hip, hip hurray por British Petroleum.

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