Por Benedicto Tres Equis
El otro día casi me fuí de espaldas cuando, en un programa de televisión, vi a ugalde dictando cátedra acerca de democracia. Me asombraron su aplomo, su serenidad, en otras palabras su cinismo. Se le llenaba la boca con palabras como justicia social o legalidad. La verdad es que no tuve estómago para seguir viendo el programa porque la veneración y respeto con el que lo trataban me llenó de asco.
Resulta que en este país se pueden cometer las peores infamias y a la vuelta de un tiempo bastante corto, pues no pasa nada. Eso explica que, en el medio del espectáculo por ejemplo, gloria trevi haya sido perseguida, acusada, refundida en la cárcel, perdonada y excarcelada para convertirla (de nuevo) en una rutilante estrella del canal de las idems. O que, misteriosamente la hija de alex lora, misma que sin duda debe recibir el calificativo de junior, haya sido condenada a una pena que le permitiera salir bajo fianza para que su papi no tuviera que hacer otro concierto en vivo desde la cárcel con tal de visitarla.
En todo caso los asuntos de la farándula son de menor importancia. Lo que está del cocol es que personajes verdaderamente siniestros como ugalde vuelvan por sus fueros como si no hubiera pasado nada.
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