Por Benedicto Tres Equis
Para los que pertenecemos a una generación que creció sin internet y celulares el tema de los bancos era muy diferente a lo que se conoce ahora. De entrada la perspectiva de trabajar en una institución bancaria era algo que le hacía brillar los ojitos a más de uno, ya que los sueldos eran buenos y las prestaciones bastante atractivas. Eso sin contar que las sucursales eran espacios respetables, no como ahora que muchas de ellas tienen más bien un aspecto de changarro ¿No le ha pasado que muchas veces no sabe si está entrando a un Bancomer o a un Oxxo? Y peor aún cuando estas respetables instituciones premian la fidelidad de la clientela con ollas y cubiertos.
Muchas de estas elucubraciones me vinieron a la mente por la enorme fila que tuve que hacer en un banco para tramitar un depósito. Es lamentable ver que mientras las comisiones suben, la calidad en los servicios va a la baja. De una buena cantidad de ventanillas, sólo estaban en operación unas cuántas. ¿No sería mejor para los usuarios que, en lugar de esas enormes pantallas de plasma, tuvieran aire acondiconado o por lo menos unos ventiladores? Los empleados que atienden las cajas siempre están harto enojados porque se les carga la chamba y se desquitan con el que tienen enfrente, o sea con quienes van a dejar su dinerito... para que a ellos les paguen sus sueldos.
Además de que los bancos ya no tienen esa apantalladora imagen que se mostraba en las películas del siglo XX, manejan extrañas políticas discriminatorias y fascistas: las filas VIP y las colas para la perrada. Si se es cuentahabiente, tiene el dudoso privilegio de formarse en la fila de los VIP, la realidad de las cosas es que se tardará prácticamente el mismo tiempo, pero aquí en México es muy importante parecer que se tiene pedigri o que no se pertenece a la chusma.
Por razones de seguridad, se ha prohibido el acceso usando gorra y lentes oscuros, así como el uso de teléfonos celulares en el interior, lo que no entiendo es por qué cuando se me ocurrió ponerme unos audífonos para escuchar música mientras esperaba mi turno, el policía de la entrada, casi me tunde a macanazos exigiéndome que me quitara los audífonos porque también estaban prohibidos. Por cierto se ha fijado usted, amable lector, que en los carteles donde se exhiben las fotos de los asaltantes de bancos parecen ser siempre los mismos maleantes, no importa si se está en una sucursal al sur o al poniente de la ciudad, en puntos realmente distantes. Y más aún, con la larga espera pude ver que ahora ya cambiaron algunas fotos (por fin) y noté alarmado que ya no sólo son personajes con cachuchita. ahora también se incluyen imágenes de tipos vestidos con traje y corbata, cual respetables ejecutivos! Si los asaltos continúan y con ellos las prohibiciones, no está lejano el día en que las autoridades exijan el desnudo total (aunque no sea artísticos) para permitir el ingreso a las sucursales bancarias. So a usted se le está haciendo agua la boca ante tal perspectiva, permitame recordarle que México está peleando los primeros sitios en el ranking de obesidad a nivel mundial. Saque usted sus conclusiones.
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