Por Benedicto Tres Equis
¿La silla presidencial mexicana hace enloquecer a quien se sienta en ella? Sin duda. De entrada parece que tiene efectos faraónicos y quien la ocupa deja de ser un simple mortal y se convierte en todo un ser divino y omnipotente. Lo peor de todo es que los mexicanos seguimos siendo un cero a la izquierda, esclavos incondicionales dispuestos a cumplir todo capricho de estos fantásticos seres sin oponer ninguna resistencia. Si esto no es cierto, entonces por qué hemos permitido que una y otra vez, cada seis años, nos den en toditita la madre. Y vuelta a empezar. Lo peor de todo es que los expresidentes parecen no perder esa investidura faraónica aunque dejen ese trono. Y los demás seguimos siendo sus súbditos, para siempre.
Nunca se les ha llamado a rendir cuentas o a dar explicaciones. Nunca se les ha expulsado de sus partidos ni se les ha investigado seriamente. Y mucho menos se les ha juzgado ¿Será que todos los involucrados en la política ven en esto la posibilidad de que a ellos se les mida con la misma vara y por eso no les interesa buscar y encontrar justicia o responsabilidad en los actos de los exmandatarios mexicanos? Lejos de un rendimiento de cuentas se les sigue protegiendo, manteniendo y lo que es verdaderamente inaudito: RESPETANDO.
Uno se preguntaría ¿con qué cara podría alguien como salinas de gortari pretender ser el ideólogo de algo? La respuesta es: con la misma. Fuímos millones los mexicanos que padecimos sus acciones erróneas y absurdas durante y después de su sexenio. Para muchísimos sus irresponsables decisiones trajeron como consecuencia la pérdida total de un patrimonio que les había llevado años construir. Y claro, su cobardía lo llevó a culpar a su sucesor y nunca aceptar la responsabilidad de sus actos.
Pues es ese mismo ser inmundo el que ahora pretende venir con un mamotreto de casi mil páginas a dar lecciones de cómo se deben hacer las cosas. Es es mismo cínico neoliberalista el que titula su obra 'Democracia republicana, ni estado ni mercado: una alternativa ciudadana' pretendiéndose, como siempre, más listo y hábil que ningún otro. Francamente se necesita estar verdaderamente enfermo para evadir de esa manera una responsabilidad histórica, con argumentos y poses histriónicas.
Lo peor de todo es que al parecer no somos los mexicanos los únicos imbéciles desmemoriados del planeta, pues resulta que la hija de fujimori, el dictador y ladrón peruano que se encuentra en la cárcel, pretende llegar a la presidencia de ese país. Si que estamos jodidos.
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