Por Benedicto Tres Equis
Ya de por si el slogan del gobierno mexicano "Para vivir mejor" era un insulto, ahora que han dado las cifras oficiales de la cantidad de personas que han muerto en lo que va del sexenio, se convierte en una especie de mentada de madre. Más de 30 mil personas han perdido la vida en esta guerra que no tiene para cuándo acabar. Y por más que las versiones oficiales traten de convencernos de lo contrario, la realidad es que la cosa cada vez se pone peor.Sin duda habrá muchos que ganen con este asunto porque no deja de ser una industria poderosa y millonaria, pero la realidad es que la situación para quienes no estamos beneficiados por vender drogas, importar armas, recibir un salario como policía o soldado, vender tiempos comerciales por noticieros o etc. etc., la cosa está cada día más complicada. Lo curioso de todo es que hasta debemos de dar gracias por no vernos sumergidos (aún) en las cruentas batallas. Llegan las noticias de los desmadres en Michoacán o en Tamaulipas y las autoridades de inmediato salen al paso de lo que es innegable. Pretenden que su realidad, su versión, sea la verdadera cuando es una auténtica y descarada mentira ese control que dicen tener.
Con el hecho de pretender que las cosas no están sucediendo nada se resuelve ¿o si? Bueno, estamos tan acostumbrados a aceptar sin protestar, que en este caso de los 30 mil muertos y las sanguinarias batallas no tendría por qué ser de otra manera. Ahí está el ejemplo del dineral que se gastaron en las celebraciones del centenario y el bicentenario; ahí está el insultante lujo con el que viven los senadores y los diputados; los dineros para un IFE que no se garantiza ni a sí mismo; cumbres por aquí y cumbres pos allá para pretender que el país no es lo que es, para hacerle creer al mundo que las cosas están tan controladas que las preocupaciones prioritarias son la ecología y el medio ambiente. Y si alguien lo pone en duda, que explique entonces porque tenemos en México "al mejor alcalde del mundo" o a un presidente que se la pasó dos semanas dando discursos de sustentabilidad y regalando finas guayaberas a sus invitados.
Las cosas están tan bien, tan en orden que las cámaras, los juzgados y prácticamente todos los funcionarios se van de merecidísimas vacaciones navideñas y ahogan sus penas por las pesadas cargas de trabajo en las posadas y las fiestas. Así fueran 100 mil los muertos ellos no tendrían porque renunciar a sus aguinaldos y a sus días de descanso. Faltaba más!
Y felipe calderón no pierde oportunidad de rendir pleitesía a una señora que ha puesto en verguenza a la policía y al sistema de justicia mexicanos. Ahora ya confirmamos lo que era casi evidente: para recibir justicia en este país hay que tener los recursos económicos que permitan al no muy largo brazo de la justicia mexicana actuar: Hay que ser un encumbrado y millonario empresario o tener disponibles cientos de miles de pesos en una cuenta bancaria para ofrecer jugosas recompensas. Sólo así.
Se habla de guerra, pero parece que está prohibido hablar de la tremenda crisis económica que se vive en todo el país. El gobierno acepta una cifra oficial de 30 mil muertes (vaya usted a saber cuál es la cifra real) pero de ninguna manera reconoce que muchos precios suben todos los días. O, en todo caso, el precio no sube pero el tamaño de los productos o su calidad... baja.
Como cada año sucede, seguramente se aprovechará el espíritu navideño y el desenfado vacacional ara subir aún más los precios y reportar algunos miles más de muertos, pues al fin que nada dice nada.
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