Benedicto Tres Equis
Las campañas políticas en México son de una rabiosa y enajenante intensidad que, si no tenemos cuidado, nos pueden tragar.
Ayer me di cuenta de ello pues, por circunstancias de la vida, tuve que darme una vuelta por Toluca. La verdad es que conocer la capital mexiquense nunca había sido mi sueño dorado, pues toda mi vida el Estado de México había sido Ciudad Satélite y el camino que se recorre por el Periférico Norte para salir a Querétaro o al norte del país. No me arrepiento de conocer Toluca, pero tampoco puedo decir que me causó el impacto y la impresión que me significó el conocer París (pa' que es más que la verdad) Lo que si pude ver en las calles toluqueñas es que la angelical carita de eruviel está por todas partes: anuncios espectaculares, vallas, camiones, volantes, etc. Y les narraré entonces mi dramática experiencia.
Hoy vi en las noticias que Shakira había estrenado un nuevo video en el que se mostraba como morena rumbosa y rubia teibolera. Intrigado por semejante y chenchual desdoblamiento, me di a la tarea de buscar en la red el dichoso video. Por supuesto no tarde nada en encontrarlo porque para esas cosas uno resulta un cherlok más que eficiente; la primera impresión fue el constatar que el estilo de morena no le viene nada mal a la colombianita, la segunda impresión fue el ver cómo se gastan un dineral para hacer videos que parecen hechos por un aficionado con una cámara de video chafa o con las limitaciones de la camarita de un teléfono celular, sin duda esa moda de renunciar a los efectos para hacer parecer que todo está defectuoso hace evidentes la falta de capacidades de los pseudo artistas en el área que sea.
En esas sesudas reflexiones estaba cuando me llegó la tercera impresión, la más terrible: justo en el momento en el que Shakira mostraba en el nuevo videoclip sus teiboleras habilidades en el manejo del tubo, apareció en la pantalla un anuncio con la cara del tal eruviel invitándome a que lo conociera y a que votara por él; mi primera reacción fue pensar "en sus sueños dejaré de ver a esta ero-saltimbanqui por un nefasto político" y he ahí lo dramático de mi experiencia, misma que atribuyo a la enajenación y al bombardeo de propaganda que sufrí el día anterior, pues ante mi sorpresa y sin que mi mano respondiera a las instrucciones de mi cerebro, le di click a la cara del tal eruviel. La silueta de Shakira se desvaneció ante mis atónitos ojos y en su lugar apareció el político mexiquense mirándome fijamente diciendo "tu también puedes dejar de ser un simple vidriero y ser como yo" "tu puedes dejar de ser un chofer y ser como yo" "puedes dejar de ser un don nadie y ser como yo" A lo que yo respondí como un autómata "si eruviel, lo que tu digas" "seguiré tu ejemplo y pensaré en grande" "aspiro a ser alguien como tu". Todo esto a pesar de que ni soy vidriero, ni he manejado en mi vida un camión y que, por supuesto, a él es a quien considero un don nadie.
Lo siguiente que recuerdo es que empecé a realizar los trámites necesarios para mudarme al Estado de México, pues como habitante de la capital me negarían la posibilidad de votar por el tal eruviel.
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