No sé si es por cuestiones de la edad o de los mentados cambios climáticos, pero ahora es más frecuente que me sorprenda haciendo sesudas reflexiones acerca de que "antes" no se sentía tanto calor o tanto frío, según sea la temporada. En esas estaba mientras padecía unos infernales 30 grados a la sombra y en el centro de un embotellamiento (qué raro que se quejen —dirá el señorito Ebrard— yo siempre llego a tiempo a mis citas) cuando un frenético movimiento llamó mi atención: se trataba de una botarga del dr. Simi que se bailaba con muchas ganas y poco ritmo A pleno rayo del Sol! además saludaba alegremente a quienes pasábamos por el lugar. Lo raro de todo esto es que no es la primera vez que veo semejante cosa y en diferentes partes de la ciudad, de ahí que me parecería pertinente que las autoridades les apliquen un severo y concienzudo antidoping a las personas que lucen estos enormes y calurosos (me imagino) disfraces. De esta forma podríamos saber si los drogan para que bailen como enloquecidos o les dan de las simivitaminas que, más que similares, resultarían verdaderamente potentes.
La neta es que estos muchachos o muchachas traen bien puesta la botarga, pues no hace mucho fueron objeto de una especie de patético deporte nacional que consistía en tumbarlos arteramente, grabar en video el escarnio y subirlo a youtube para gozo y diversión de una bola de retrasados mentales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario