Por Benedicto Tres Equis
A la ya conocida, hay que agregar la epidemia de nombres que se ha desatado. Por si fuera poca la psicósis y la paranoia, ahora hay que agregar la confusión por la denominación:Primero era fiebre porcina... y los cerdos se quejaron enérgicamente, argumentando que era suficiente con que fueran satanizados por el islam y por los judíos.
Después resultó que el nombre científico, asignado por el nada creativo personaje que lo descubrió, era A H1N1. No me imagino qué clase de nombres pueden tener los hijos de este señor!
Para darle más dramatismo a todo este asunto, han decidido popularizar el término influenza, pues se trata de lo que hemos conocido por generaciones como gripe o gripa.
El viceministro de sanidad en Israel, un tal Yakov Litzman, dijo "Lo llamaremos gripe mexicana, no lo llamaremos gripe porcina" y el flaco favor nos lo hace sólo porque la carne de cerdo está prohibida entre los judíos.
Finalmente la OMS decidió que el nombre oficial será el de Influenza Humana, para beneplácito de los puerquitos, de los vendedores de tacos de carnitas, de chicharrón y de los mexicanos en general, sin embargo esto ha ocasionado un verdadero desgarriate, pues todos se hacen pelotas, empezando por las autoridades y las lumbreras que tienen los micrófonos en la radio y la tv.
Si de por si todo mundo estaba enloquecido con las nada claras cifras que dan las autoridades y con las incoherencias de esta emergencia, ahora resulta que de los que hay que cuidarse es de... los humanos (mira qué nueva la traen).
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