Por Benedicto Dos Equis
La próxima vez que escuche ruidos extraños en su casa no saque la pistola ni llame a la policía. Busque y lo más seguro es que se encuentre a Jesús Ortega, presidente nacional del PRD, que se anda metiendo hasta la cocina a dialogar coloquialmente con el pueblo sobre todo lo que ese partido dizque de izquierda ha hecho por este sufrido país.
Y es que merma una epidemia y ahora México es invadido por una plaga: las campañas políticas. Todos los partidos saturan las pantallas de televisión con unos spots que parecen de humor involuntario, donde lo único que todos prometen es que no prometen nada .
En uno de los spots, el carismático líder del sol azteca habla con una niña redicha, experta en política. Ella le pregunta que si la reforma petrolera salió sin privatización; asunto que, como todos sabemos, angustia a los niños y niñas de siete años de este país. La pequeña está muy interesada en los asuntos legislativos pero, curiosamente, no puede ni decir la palabra privatización como se debe (esto, obviamente, es un detalle tierno que se les ocurrió a los creativos del anuncio que deben estar pagados por el PRI).
En vez de ello inventa una palabreja muchísimo más difícil de pronunciar. Pero, claro, no importa, para eso está el buen Chucho que la corrige cariñosamente. Al final, Ortega pronuncia mal la palabra para que los televidentes nos enteremos que él, y en general los perredistas, empatizan con la niñez… La cosa será saber cuándo empezarán a empatizar entre ellos.
En otro comercial, creo que sobre la crisis, Chucho habla con el papá de la niña del comercial anterior mientras permanece a lo largo de todo el spot con los brazos cruzados sobre el pecho y rictus mefistofélico; sólo falta que le asome la cola en pantalla.
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