martes, 31 de mayo de 2011

PIRATAS, PERO DECENTES

Por Benedicto Tres Equis
El surrealismo que se vive en México todos los días, cualquier día, hace palidecer a cualquier surrealista. ¿En qué otro país del mundo será necesario que un tipo que vende productos ilegales tenga que cargar con un pesado y escandaloso armatoste para acreditar su mercancía... pirata? En el Metro de la ciudad de México en cada estación se suben de 2 a 3 vendedores que, respetuosamente, esperan su turno para ofrecer su mercancía. Se pueden encontrar golosinas, programas de cómputo, libros, tijeras para recortar el bigote... en fin cualquier tipo de mercancía que usted sea capaz de imaginar o no, pues recuerde que esto se trata del surrealismo chilango. Por supuesto huelga decir que toda esa mercancía es lícita y con esto no me refiero a su origen legal sino a una moral que establece un tope o límite de censura a lo ilícito.
En México  los vendedores de mercancía pirata son piratas... pero decentes. Te venden un disco pirata "calado y probado" (como algunos vernáculos cantantes de canciones vernáculas) y para que no tengas dudas o sospechas de que ese artículo pirata te defraudará, cargan con sonoras y pesadas bocinas para promover la música o el video pero, sobre todo, para demostrar que lo que están vendiendo es auténticamente pirata y que NO te están engañando.
Si usted en este punto ya se perdió, no se preocupe recuerde que estamos hablando de surrealismo y eso no es cosa fácil.
¿Cómo pueden avalar un disco que te venden mediante la reproducción de otro disco en sus aparatos portátiles? Cuando se habla de calar una fruta, esto significa que te ofrecen una prueba fehaciente de la madurez de dicha fruta y yo no he visto que los vendedores piratas prueben todos y cada uno de los discos que venden para que sus clientes queden absolutamente satisfechos con la mercancía... de dudosísima procedencia.
Si con los discos y videos esto es sumamente complicado, imagínese que los que venden pomadas tuvieran que dar un masaje a su posible comprador para demostrar que lo que venden es realmente el ungüento mágico que alivia casi cualquier dolencia.
El otro día ví en la televisión una discusión acerca de la piratería en México y lo único que me quedó claro (clarísimo) es que no hay el menor interés por sancionar real y efectivamente esta práctica; que los involucrados directamente en el asunto (autoridades y empresas) no comprenden el problema en su orígen y son incapaces de promover soluciones eficientes. En este último punto me refiero al hecho de que las distribuidoras de películas, por ejemplo, se hacen las víctimas, cuando son sus propios ejecutivos quienes proveen este mercado, pues en México, por ejemplo se reproducen por millares o millones las copias de películas que llegan del extranjero.
¿Cómo eliminar o combatir una industria que da sustento a muchísimos desempleados que se encuentran en el comercio informal? Los ignorantes que discutían en la tv estupideces reprobaban a quienes están jodidos y no tienen otra alternativa que adquirir películas piratas, ante la imposibildad de acceder a lo legal... la piratería parece un mal necesario.