viernes, 15 de mayo de 2009

Mexicanos impúdicos

Por Benedicto Tres Equis
Todo ese resentimiento patriotero que ha despertado la forma aséptica, esterilizada y desconfiada con la que algunos países reciben a los mexicanitos que llegan, no tiene una ninguna justificación. Mi teoría es que esas naciones hermanas no temen al contagio de un virus que dicen está mutando tanto como su nombre. No señores, a lo que le temen es a que les enviemos un vuelo charter repleto de mexicanos impúdicos, porque aquí sobran y tenemos para aventar para arriba... o para exportarlos. Voy a dar sólo algunos ejemplos: 
Gael García. Más allá de si sus dotes histriónicas son o no una maravilla, indudablemente es un actor  que ha destacado en producciones nacionales e internacionales. El lugar se lo ha ganado en ese rubro ya que lo hace mejor que cualquier actor de televisa (aunque el mismo empezó haciendo telenovelas). Y es eso precisamente lo que hace inexplicable que se haya atrevido a cantar la canción tema de su más reciente película. ¿El hecho de que todos los cantantes del género lo hagan de manera desastrosa justifica que el cometa la impudicia de echar unos horribles gorgoritos? Qué mal que este cuate no sea capaz de ver sus límites. Chále!
Jesús Ortega. ¿Cuánto tiempo pasó merodeando al Peje? ¿Cuánto habrá tenido que sufrir? Pues sólo el sabe a lo que ha tenido que llegar para quedarse con la dirección de su amarillento partido. La verdad es que si el se siente realmente carismático, como seguramente se lo han hecho creer quienes lo rodean (favor de remitirse al cuentito aquel del Traje nuevo del emperador) ese es su problema. Pero nosotros qué culpa tenemos de su impudicia al salir a cuadro hablando como un imbécil especie de robot subnormal, haciendo razonamientos imbéciles y subnormales. Seguro el director de escena pasó las de Caín tratando de que su discurso tuviera algún dejo de naturalidad. Lo más curioso es que la de la credibilidad es la escuincla que sale en los comerciales, con suerte y es ella la que ahora se va a hacer cargo de los destinos de ese partido.
Vicente Fox. Lo que se diga de semejante cretino está de más, pero en el tema de la impudicia no podría faltar. La universidad de Emory, en Atlanta, le acaba de dar un doctorado honoris causa y el gustoso y sonriente... lo recibió.
Pues ese es el temor real que sienten en el extranjero cuando ven en el horizonte un avión con bandera mexicana. Sin duda se imaginan lo peor, que es un navío cargado de... diputados, senadores, conductores de televisión, empresarios, ex presidentes, actores, narcos o algún otro bicho que ostente genoma mexicano.

jueves, 14 de mayo de 2009

Universidad de entrepreneurs

Por Benedicto Dos Equis


Discutir no es mi fuerte. Esa bella arte que consiste en la esgrima de las ideas, influir en las opiniones del otro con el uso de argumentos certeros, ideas originales, puntos de vista propios. Y no se me da por que soy poco articulado, se me escapan las palabras adecuadas, no encuentro los argumentos debidos. Yo necesito el espacio que ofrece una hoja en blanco para reflexionar y poner en orden mis ideas. Además discutir no es mi fuerte porque prefiero que la gente piense como yo. Pero no siempre se puede. A veces resulta que hay insensatos cuyas opiniones no coinciden con las mías y que, para colmo, me las hacen saber. Es entonces que no me queda otra que entrar en una muy incómoda discusión de la que no voy a salir muy bien librado pues los mejores argumentos que tengo se me ocurren, como es el caso de hoy, horas después, a toro pasado, y ya sin la presión del adversario. Hay amigos a los que dejo de ver un tiempo y en el inter no sé con quién se juntan que luego me salen con unas ideas muy raras. Por ejemplo, el sábado nos fuimos a cenar con un amigo y su mujer y cuando hablamos de lo que van a estudiar nuestros hijos me salió con la peregrina idea de que hoy en día en las universidades a los jóvenes no se les enseña a tener espíritu emprendedor, entendiéndose lo de emprendedor como entrepreneur, es decir, esa suerte de hombre intrépido que en todo ve una oportunidad de hacer negocio y volverse rico. Según él todos salen con mentalidad de empleado.
Ese tipo de afirmaciones me lleva a discusiones que tengo perdidas de antemano porque además de mi poca habilidad para discutir allí entra un elemento de irritación que me obnubila aún más. Si algo me molesta son las ideas basadas en los prejuicios, la falta de información y mínimo de sentido común. Que yo sepa, no existe nada más ajeno al espíritu universitario que la creación de negociantes en serie para satisfacer el mercado de trabajo. Nadie estudia letras para salir a competir con las librerías Ganhdi, no hay estudiante de filosofía que tenga en mente graduarse y poner una franquicia de ateneos o ágoras, un estudiante de medicina querrá ejercer, no pone su clínica frente al Ángeles, un joven ingeniero no saldrá de la facultad a enfrentarse a ICA, un estudiante de administración de empresas...ah, ese sí, su carrera está planeada para eso, para hacer negocios y hacer dinero, como también lo está otra carrera denominada administración de bienes inmuebles, lo que demuestra que hoy en día es carrera universitaria lo que hasta hace poco era un negocio de viudas; es decir, que la discusión no es si las universidades omiten inculcar mentalidad empresarial a los estudiantes, sino que ahora se le da título universitario a una habilidad o don que antes no requería de estudios superiores, al contrario.

¡Me devuelven mi hueso, cabrones!

By a pissed Rufus

Tu antes no eras así...

Por Benedicto Dos Equis


Famosas últimas palabras: “tú antes no eras así”. Claro que no, ni yo ni los tres mosqueteros, de allí viene el famoso “no es lo mismo los tres mosqueteros que veinte años después. Y, entonces, si a los famosos espadachines les está permitidos cambiar, ¿porque a uno no?, ¿acaso uno es hijo de gendarmen? No, uno tiene todo el derecho a ser diferente, lo malo es que lo echen en cara.
El “tú antes no eras así”, es probablemente el más típico de los reproches femeninos. Los hombres podemos reclamar otras cosas y de diferente manera, pero no me imagino a ninguno de mis amigos en una de esas sesiones tormentosas de cubas, ya entrados en las necedades del estilo de “te quiero como a un hermano”, que de pronto se enoje empiece a moquear y con ojos llenos de lágrimas me suelte un aguardentoso “tú antes no eras así”. Me mentará la madre, me podrá decir que soy un hijo de la chingada, igual me arroja la cuba a la cara y luego me patea a mansalva, pero salirme con que yo no era así antes, nunca. Porque, como dije, “tu antes no eras así” sólo lo dicen las mujeres y no todas. No es un reproche de noviazgo, no hay tiempo para eso todavía.

Es un reproche que se añeja, que necesita el paso del tiempo que otorga el matrimonio. Y, además, sólo se da cuando en la pareja hay un crecimiento desigual, cuando sólo uno cambia junto con los cambios en todos los ámbitos. Entonces es un reproche clásico de esposa. En los maridos no aplica porque si la señora les cambia, generalmente a mejor, se asustan y entonces en vez de decirle “tú antes no eras así”, van y se consiguen una que sí lo sea, por lo general de modelo más nuevo. Pero las esposas no. Si ellas siguen igual después de 20 años de matrimonio, cuando en la televisión el Rintintín de la nueva versión es gay, entonces lo mejor que se les ocurre es echarle en cara al marido que él antes no era así. Yo me pregunto, ¿porque no le dirigen el reproche a la realidad?, que es la culpable del cambio. Uno es tan sólo un subproducto de la adaptabilidad.
Ah, no. “Tú antes no eras así”, desde la manzana no hemos parado de pagar los platos rotos.

La familia feliz

Por Benedicto Dos Equis


Qué ocurrencias tiene el hombre. La familia es, examinada con detenimiento, una de las instituciones peor pensadas de la historia. Cuando Jaime mi hijo tenía unos ocho años, decía que de grande iba a vivir con sus amigos en una casita en un árbol, alimentándose de pizza. Esa idea es, como concepto, lo que una familia bien pensada debería ser en la vida real. Ahora sólo imagínese que, en lugar de casita en el árbol tenemos una casa bien puesta; en vez de amiguitos tenemos a los amigotes de juerga de toda la vida; el agua de limón la sustituimos por unos buenos tragos; la pizza se puede quedar y agregamos botana y la tele con pantalla de plasma más grande del mercado, con parabólica y un control para cada miembro de la familia de manera que el zapeo sea parejo. Este tipo de familia lo único que no lograría sería descendencia y aseo, pero por otro lado es perfecta.
Pero resulta que algún teórico, que como todos los teóricos metió la pata por no conocer la naturaleza humana y vivir en su nube, decidió que la familia debía ser producto del matrimonio y, como condición sine quenon, que éste tuviera como finalidad ultima la procreación con lo cual, pues de entrada, adiós a los cuates porque los cuates son los cuates, pero con ellos aplica la máxima de “Ora, compadre, que por allí no se despacha”. Y ya con la idea del teórico de cómo debe ser la familia establecida socialmente, entonces sale de cuadro la casa bien puesta y entra a cuadro la casa familiar; salen de cuadro los amigotes y entra a cuadro la señora; salen de cuadro los tragos y entra a cuadro nuevamente la limonada; sale de cuadro la botana y entra a cuadro la comida alimenticia y balanceada, incluidas verduras y jamón de pavo; sale de cuadro la tele más grande del mercado y entra a cuadro la cama más grande del mercado y, finalmente, salen de cuadro los controles y entran a cuadro los hijos. Compare usted lo que es la familia contra la idea que esbocé al principio y verá que nomás no hay comparación, mi idea es una gran idea, la que está en el mercado es, como muchas otras al alcance del consumidor, un timo.

Y como si lo anterior fuera poco, agréguele usted que vivimos en tiempos políticamente correctos, que dictan que la familia debe ser en cierta medida una democracia, lo cual es absolutamente falso: la familia debe ser, esta sí, la dictadura perfecta, pues los hijos a partir de los cinco años y hasta los 30 son unos insensatos, pero insensatos con iniciativa, de modo que si se les permite voz y voto la casa se transforma en caos. ¿Usted se imagina una sociedad donde el gobierno mantuviera de pe a pa a sus ciudadanos y que encima éstos exigieran derechos. Eso se llama Jauja, y que yo sepa, Jauja es la utopía. Espero amigos y amigas que compartan esta humilde opinión. Las amigas por cierto, están incluidas en este ejercicio, todo es cuestión de que ustedes cambien el ideal masculino de la casita en el árbol por el ideal femenino correspondiente y que ignoro y verán que ustedes también podrían tener su casita de amiguitas y hasta con un solo control de tele, total ustedes nunca le cambian.

Una tarde en el ginecólogo

Por Benedicto Dos Equis


















-Tiene usted un condiloma epitelouterino señora Ramírez y hay que operar.
-¿Me va a doler, doctor?
-Sólo cuando esté acostada.
-¿Con quién?

Fumar hasta morir o morir hasta fumar...

Por Benedicto Dos Equis


Estoy dejando de fumar. Reconozco que es un asunto duro. Es un asunto doloroso y lleno de penas. También es largo, ya voy para tres años. Cuando empecé me aventé un mes completo sin fumar, de allí hasta hoy a veces sólo fumo, a veces traigo parche y a veces las dos cosas. Barato tampoco es, pero nada que valga la pena es barato, usted nomás vea las drogas... Yo traigo una de noventa mil pesos en la tarjeta de crédito. En mi caso la dejada de fumar no acaba porque en el fondo no tengo ganas. Tengo treinta y cinco años de bella relación con el cigarro y ya me encariñé. Si viera los jalones que doy me entendería. De hecho lo estoy haciendo de muy mala gana y bajo protesta. Lo hago porque me lo exige el cuerpo, no el espíritu, y esto eso no es solidario.
Me parece una falta de solidaridad que agravia. A ver, ¿por qué el cuerpo no aguanta lo que el espíritu? ¿Por qué el espíritu siempre está en la mejor disposición de seguir la fiesta y el cuerpo insiste en arruinarla? No se vale. Yo no sé quien nos diseñó, pero quien lo haya hecho, o tenía un cuerpo de hierro o carecía de espíritu y nunca pudo prever el delicado equilibrio que ambos requerían.
Hay quien se inclina por la moderación. Todo sin exceso, dicen. Yo tiendo a ser parte del grupo contrario. Se vale todo con exceso pero a sus horas. Tampoco soy un radical. Para eso las horas tienen sesenta minutos, el día veinticuatro horas, la semana siete días, el mes cuatro semanas, el año 12 meses y la vida un promedio de setenta y cinco años. Setenta y cinco años como promedio, son un friego de años de moderación.
Hay que excederse pero, eso sí, a sus horas y en la compañía debida. ¿Qué es la vida sin tertulias de amena charla; las tertulias de amena charla sin los cuates; los cuates sin los tragos; los tragos sin cigarro y todo ello sin una botana indigesta? Es el infierno mismo. Si de todos modos nos vamos a ir al infierno, por lo menos yo y mis cuates, para que adelantarlo en vida. Congruencia, señores. A excederse.

Lamentable corrupción del lenguaje

Por Benedicto Dos Equis


Yo cada día entiendo menos el español, lo están haciendo pedazos. Vea usted: a lo largo de los siglos a cierto tipo de gente con problemas físicos se les llamó lisiados. Luego a alguien se le ocurrió que lisiado sonaba feo y discriminatorio y entonces se inventó el término minusválido; término que, también, en poco tiempo fue considerado demeritorio lo que llevó a buscar otro adjetivo más. Se encontró discapacitado, que duró muy poco, por cierto, pues ahora ya hay una nueva denominación “persona con capacidades diferentes”. Esto complica las cosas, si no, vea usted un ejemplo: ¿Cuál es, disculpe, su capacidad diferente? No ver nada. Ah... Y el asunto no queda en dicho ámbito, se extiende por todos lados. Hoy, los ancianos, ya no son ancianos, ni tampoco ciudadanos de la tercera edad, ahora son adultos mayores.
La verdad es que estoy hecho bolas porque yo ya no sé dónde entro: ¿soy, digamos, un adulto infantil, un adulto maduro, un adulto en capacidades plenas? No lo sé, que agobio. ¿Y cómo ve eso de sexoservidoras? Hágame el favor, llamar sexoservidoras a nuestras tradicionales putas. Eso nos pone en una grave desventaja a la gente decente, como su servidor, vea si no: supongamos que voy a trabajo temprano en la mañana. De pronto, un taxista se me cierra y golpea mi vehículo. Nos detenemos y como cualquier persona bien nacida que ve que llegará tarde a la chamba me bajo hecho un energúmeno del auto, y entonces, ¿Qué le grito al chafirete? ¿“A ver si te fijas, hijo de sexoserviodora”? Se va a tirar al piso de risa y, lo que es peor, después de burlarse, como buen pelado, lo más seguro es que me diga algo como: “Ve a chingar a tu madre, pinche riquillo” –así, sin eufemismo-; arranque su auto y desaparezca muy orondo, feliz de haberme ganado el lance. Qué mal, dónde vamos a acabar, eso conducirá a la lucha de clases verbal, que ni el buen Marx contempló. Y como si todo lo anterior no fuera suficiente, además hay que estar muy pendientes de toda una modalidad de habla eufemística, ésta si ya de viejo cuño que se presta a peligrosas confusiones.

Escuche esta frase: “La que le armé el otro día a mi señora”. Hago notar la construcción de la frase: en ella, de plano, utilizo el posesivo “mi” y no el muy educado y nacional “su”, como en la expresión “está usted en su casa”, cuando alguien ser refiere a la propia. Usted puede pensar que soy extranjerizante y mal educado, pero yo más bien creo que sólo soy precavido. Mire usted, supongamos que en una de esas me da por ponerme muy fino y empezar a decirle a un invitado: “está usted en su casa”. Hasta allí todo muy bien. Y sigo, “le presento a su señora”... ¿Me explico? En este país eso no es ser educado, es invitar a que acto seguido el invitado pregunte “¿oiga, dónde queda mi recámara?”. No le digo.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Los contras del matriarcado

Por Elmer Ramos Roque
(antropólogo excelso)

El Hombre de Nearthdental es, hoy sabemos, un humanoide de extrañas peculiaridades. Por un lado, cuando salía a cazar era capaz de enfrentarse, con valor extraordinario, a un mamut con sólo una honda, o a un tigre dientes de sable con un pequeño cuchillo de pedernal. Curiosamente, toda esta fiereza mostrada contra bestias salvajes, desaparecía al regresar al campamento, donde las viejas salvajes de la tribu los trataban de modo humillante. Esta particularidad ha subsistido hasta nuestros días, cosa que usted comprobará si es casado.

Casa autónoma

Por Benedicto Dos Equis

Ha llegado el momento de las definiciones, el Ejército Zapatista, con el subcomandante Marcos al frente, puso el ejemplo hace ya un rato. Como soy de lento aprendizaje he tardado en reaccionar, pero hoy paso a la acción y declaro mi domicilio casa autónoma, como los municipios y los caracoles zapatistas. Nunca es tarde para empezar, verdá de Dió.
A partir de este momento las leyes de esta república bananera y tropical llamada México no aplican en ella. Mis usos y costumbre y los de mi apreciable familia pasarán a ser la ley, aunque en un ánimo de buena convivencia con el vecino, y en concordancia con mis políticas de relaciones exteriores, regirán solamente al interior de mis fronteras nacionales, mismas que, por poner un ejemplo, hacia el oriente estarán delimitadas por el tapetito de felpudo que dice “bienvenido”.

Esta tarde, nomás llego de chambear, habrá solemne ceremonia en casa: se nombrarán a las nuevas autoridades autónomas de acuerdo a los usos y costumbres que durante generaciones han normado las relaciones en la familia.
Con el ánimo democrático que me caracteriza, pero sin olvidar mi amplia cultura universal, a la Napoleón me coronaré el rey de la casa, título que ya de por si me pertenecía, aunque no oficialmente. Mi señora será ministra del interior; el primogénito ministro con cartera mínima, dado lo que gana; mi pequeñaja será ministra de relaciones exteriores, dado su carácter alegre y extrovertido; y, por último, Jacinta, la chacha, cargará con la doble responsabilidad de ser ministra de relaciones laborales domésticas y encargada de la oficina de enlace con los pueblos indígenas; cargo fundamental dada la escasez de personal de servicio que se viene sufriendo de unos años a la fecha.
Esta noche será trascendental pues redactaré a vuela pluma una constitución que, aunque por experiencia sé que por lo general son sólo decorativas, le dan seriedad al asunto y asimismo emitiré un comunicado dirigido a las autoridades correspondientes avisando que, con la pena, a partir de mañana dejo de pagar impuestos pues vulneran mi soberanía, además de que son una imposición neoliberal con la que nunca he estado de acuerdo. Esto, lo preveo, me va a causar problemas pero no me angustio, mejor me preparo: mañana mismo mando a comprar armas para pertrecharme y defender mi caracol.

Los mejores seguros automovilísticos de México


martes, 12 de mayo de 2009

Elbo Morales

Por Benedicto Dos Equis
(Corresponsal)

Como reguero de pólvora ha corrido la noticia de que Elba Esther Gordillo, eterna líder de los maestros, tuvo hace pocos años un hijo non sancto. El pequeño, que lleva el apellido del abuelo materno, se llama como mamá: Elbo; Elbo Morales.

La orgullosa madre...


El aguerrido pequeño, después de trabarse en fenomenal trifulca con los hijos de otros líderes del magisterio...

Sueños Cretinos

Por Benedicto Dos Equis


Por allí debe haber algún tratado, estudio o cosa parecida sobre los sueños, pero hoy me basta con clasificarlos de una forma más sencilla y personal. Así, a vuelapluma, los sueños se pueden dividir en placenteros, pesadillas o anodinos. Dentro de cada una de las dos primeras categorías, hay sueños fantásticos, sueños alegóricos, sueños épicos, sueños históricos y otros. Ahora, los sueños anodinos pueden ser cotidianos, como sucede cuando, por ejemplo, uno se pasa toda la noche soñando que trabaja en la oficina. Estos sueños son por lo general de bostezo, como para dormirse de aburrimiento si, de hecho, uno no estuviera ya dormido.
Pero, los peores sueños de todos dentro de la categoría de anodinos son los sueños cretinos. Estos sueños consisten en un tercio de realidad, un tercio de imaginación y un tercio de estupidez. Son sueños que, mientras uno duerme, provocan un cierto grado de ansiedad que, al despertar, se transforma en rabia. Para que me entienda le voy a dar un par de ejemplos recientes que me han sucedido.
En un primer sueño estoy en una playa en Barbados sintiéndome de la patada por un resfriado. Me pongo mi smoking y me encamino a una farmacia a comprar algún antigripal. Entro a la botica, llego al mostrador y le pido al dependiente un imodium. Mientras me lo dan caigo en la cuenta de que pedí un antidiarréico cuando tengo gripa. Llega el dependiente y corrijo: le pido lomotil. Mientras va por el medicamento me doy cuenta que otra vez me equivoqué y pedí otro antidiarréico. En ese momento ya como que me entra un poco de ansiedad ante la imposibilidad de pedir lo que quiero y, así, entre estornudo y estornudo, llega el dependiente, pido disculpas, y entonces pido kaopectate, un antidiarréico más. Un estornudo más y despierto francamente irritado. Para evitar otro sueño cretino como el que me acaba de ocurrir, decido crear un principio de guión mental con el objeto de que, al dormirme, la historia continúe.
Me imagino a mí mismo vestido como caballero medieval, con armadura completa y todas mis armas, sobre mi briosa cabalgadura, al frente de una columna de caballeros. Vamos por un desierto, supongo que a liberar al Santo Sepulcro.
Con un magnífico yelmo coronado por exótica pluma blanca, trato de controlar a mi brioso corcel cuando escucho una voz que me dice:
-Caballero, con la novedá de que no se puede ir a caballo por doctor Lavista...
Volteo y me encuentro con una figura totalmente extraña a una cruzada: un policía de crucero con su libreta en la mano. En ese momento, a pesar de estar en medio de un sueño, curiosamente pienso que tengo dos alternativas: desmontar de mi cabalgadura, desenfundar mi espada y partir en dos de un mandoble al exótico infiel o llegar a un arreglo, aunque en mi mentalidad medieval no me queda claro qué es un arreglo.

Yo no sé cómo funciona el yo, el súper yo y el ego durante el periodo onírico, pero el caso es que en lugar de bajar el caballo y batirme a espadazos, llevo mi brazo derecho a la parte media del pectoral de mi armadura y como por arte de magia mi mano entra como si esté estuviera partido por la mitad, para después aparecer aferrada a una cartera. Acto seguido me oigo exclamar:
-¡En nombre del Todopoderoso y del Rey de España, yo os digo!, ¿cómo nos podemos arreglar, oficial, vive Dios?

Romeo y Julieta XXX

Por Benedicto Dos Equis

Yo no sé que extraña fascinación ejercen los clásicos que se los siguen refriteando a la menor provocación. Ahora, igual no es fascinación sino pura flojera de inventar historias nuevas. El asunto no es exclusivo de México, también sucede en Estados Unidos. Hace algunos meses empezó no estoy seguro si en el canal de Sonny o en el de Warner o en el de Fox una nueva serie, que fue suspendida lamentablemente, que versión postmoderna de Romeo y Julieta muy, pero muy moral. Ah, eso sí, refrito refrito pero tiene sus particularidades interesantonas.
A toro pasado cuento más o menos de que se trataba.
Tenemos al muchacho de la historia enamorado de la muchacha de la historia y viceversa. Hasta allí ninguna novedad. Los padres de ambos se oponen a la relación. Seguimos sin novedad. Ahora, todo sucede en la ciudad de Los Ángeles actual, su papá del muchacho es un político ambicioso pero preocupado por la moral pública y su papá de la muchacha es el dueño de un emporio de la industria porno.
La serie se llama Skin. Empiezan las novedades. En dos capítulos ynos enteramos de ciertos intrínguilis que le ponen sabor al caldo, porque por ahora parece que si nos vamos a gente decente es más decente el pornógrafo que el político, con sus asegunes, pero así apuntan las cosas.
Resulta que papá político se opone a la relación sencillamente porque sabe que puede dañar sus aspiraciones a la alcaldía de la ciudad desde su chamba de fiscal de distrito. Además, para quedar bien con los electores anda tras papá pornógrafo con odio jarocho. Pero resulta, que muy moral muy moral pero papá político le anda poniendo una muy visible cornamenta a mamá política, que es una conocida juez y latina, con base política propia.

Por el otro lado, papá pornógrafo se opone a la relación por otros motivos. Primero, porque sabe que papá político lo trae en la mira y le tiene tirria. Segundo porque anda activamente buscándole la ropa sucia a su enemigo para sacar a ventilarla en público y sabe que eso le traerá problemas a su hija con el novio. Y, tercero, porque papá pornógrafo será pornógrafo y se dedica a explotar mujeres, pero su nena es su nena y no tiene la menor intención de que un gañan adolescente le hagan trizas la doncellez a la tierna edad de 17 años. O sea, un pornógrafo chapado a la antigua.
Y encima de todo, mientras el inmoral papá político le anda poniendo toneletes a mamá política, en cambio el inmoral papá pornógrafo y mama pornógrafa que tienen un buen matrimonio para colmo son filántropos y acaban de donar 80 milloncetes de dólares para un pabellón de oncología en el hospital local y sin que el asunto se haga público.
Los espectadores nos encontramos ante un dilema: ¿a quién irle entre un político inmoral y un pornógrafo moral?

Dos de la Pérfida Albión Dos

The butler did it
Por Cristina Yorkshire-Mendez


Muy inglesa la fracesilla: the butler did it; o lo que es lo mismo, fue el mayordomo. Es tan británica como la tarta de riñón, mejor conocida como kidney pay para que dé menos asco. Es la frase clásica de las novelas policíacas cuando no se encuentra al verdadero culpable de un crimen. Igual que en México con las chachas, a quienes de entrada se les echa la culpa cuando desaparece algo en casa, hasta que alguien lo encuentra donde no debería estar. Pero, bueno, la problemática doméstica no es mi fuerte, así que pasemos a cosas de trascendencia. Si traigo a colación eso de que fue el mayordomo es por un asunto de política internacional que ha conmocionado al mundo por sus posibles consecuencias sobre la monarquía inglesa. Es un tema de intriga palaciega donde, allí sí, el mayordomo es el culpable; por lo menos el ex mayordomo de la, como dicen los clásicos, malograda princesa Diana. Escandalazo que ha armado el indiscreto lacayo en un libro de memorias donde cuenta cada intimidad de la noble difunta que, oiga, como que uno creería que los miembros de la realeza son menos afectos a las debilidades de la carne, digo, se supone que son gente decente, bien nacida, refinada, inmune a la concupiscencia, que sabe cómo dominar sus emociones; entre ellas, la libido o calentura, como le dice mi primo Efrén, de la colonia Clavería.
Ahora nos enteramos de que mientras Carlos jugaba al cricket con la vilipendiada pero fidelísima Camila Parker Bowls, Diana le daba vuelo a sus más bajas pasiones no con un amante sino, de hacerle caso al ex mayordomo, con una fila de ellos, que llegaban escondidos en la cajuela de un coche y ella se encargaba de desentumirlos recibiéndolos ataviada con aretes de zafiros y abrigo de visón sin nada abajo: ¡qué visión más sicalíptica! Imagínese usted nomás a la elegante y distinguida Diana echando mano a semejantes artimañas de golfa de telenovela mexicana.

Yo, en todo caso, la evoco con un vestido largo blanco, y muy sugestivo si usted quiere, debajo del abrigo, pero en cueros no, me resisto, yo prefiero recordarla inmaculada. El caso es que a la pobre Diana no la dejan en paz ni en su sepulcro, y estoy seguro que en estos instantes ha de estar revolcándose en su tumba; la cosa es... ¿con quién?



Su Alteza ha terminado, sir Michael...
Por Maryland Sherriwood


Se me hace que vivo desfasado de la realidad. Yo estoy aquí, humilde y calladito trabajando en una iniciativa de ley para instaurar una monarquía parlamentaria en México, y así darle algo de lustre a este país tropical, mientras las monarquías del mundo, en especial la inglesa, se encargan de desacreditar tan distinguida forma de gobierno.
Precisamente estaba redactando el párrafo IV, inciso, C del artículo 534, que empieza con “Al asumir el trono, el monarca mexicano deberá llevar corona de plumas...”, cuando en un descanso hojeo el periódico y caigo en la cuenta de que los Windsor están dando de qué hablar nuevamente. No, esta vez no es la fallecida Diana, es el mismísimo Carlos. La nota es sobre la violación de un sirviente del príncipe pero evitaré entrar en detalles de mal gusto como que... Me niego a caer en eso: reconozco que es un defecto mío por haber llegado al “Hola” a través del “Alarma” lo que hace que no le encuentre sabor a un buen chisme de sociales si no hay sangre, drogas, alcohol, sexo -de preferencia con incesto y abuso- o algún otro tema escabroso de por medio, pero, por hoy, lo evito. La nota dice que una fuente cercana al palacio de St. James, residencia de eterno heredero, fue citada con las siguientes palabras: "Michael (el difunto y violado) era el único que sabía cómo debía colocarse el dentífrico sobre el cepillo de dientes a gusto de Carlos"... ¿Cómo? O sea, que el futuro rey de Inglaterra puede conducir un fragata o un Harrier pero no sabe ni ponerle pasta al cepillo, pues qué inútil, la verdad. Lo cual, no le digo, me lleva al ángulo escabroso: ¿cómo le hará el heredero cuando va al baño?

Me lo imagino muy serio sentado, con su monóculo bien colocado leyendo The Guardian. Termina, dobla el periódico y le dice a su Gran Mayordomo Imperial, lord Heribert McServant, noble de rancio abolengo de la tierras alta de Escocia, un auténtico highlander, cuyo clan ha estado al servicio de la corona británica desde que los McDonald vencieron a los McKing en la batalla de hamburger, el 1324. Le dice:
-Lord McServant, su alteza ha terminado...
Entonces levanta la nalga y remata:
-Haga el favor de limpiarlo.
Bien visto prefiero a nuestra república bananera

lunes, 11 de mayo de 2009

El complot de las corbatas

Por Benedicto Tres Equis
Francamente sigo muy desconcertado con el asunto ese de que las corbatas son nidos de bacterias, gérmenes, virus y de no sé qué tantos demonios microscópicos. Y es que se me hace realmente extraño el ver a los personajes de la política y de la televisión sin esa prenda que denota tanta distinción y elegancia. ¿A ustedes no les da la impresión  que el andar descorbatados le resta credibilidad a las siempre inteligentes y atinadas palabras de todos estos personajes?. Es más, el otro día un amigo que es  fanático de andar con un nudo en el cuello, alegaba que la ausencia de esta prenda podría aproximar peligrosamente a la clase obrera con la clase ejecutiva. "Qué barbaridad –decía visiblemente preocupado– yo creo que este es un complot orquestado por los fachosos comunistas mexicanos a los que les encanta andar de mezclilla, en contubernio con esos ejecutivos rejegos que son amantes del casual friday"
Pero una de las mayores dudas que surgieron en nuestra conversación generando gran polémica es el tema de la banda presidencial ¿entrará en esta categoría de prenda prohibida?¿la mandaran diario a la tintorería o sólo tres veces por semana?¿Su uso será exclusivo de los actos oficiales o en ese afán de autoafirmación será utilizada hasta con la pijama?Después de todo como portadora de virus puede ser mucho más letal ya que es mucho más ancha y más larga que una corbata convencional. 
Para mi amigo esta es, probablemente, otra de esas jugadas maestras de Felipe Calderón y cree que el objetivo real de toda esta enloquecida satanisación de la corbata podría ser el instituir esos cuellos blancos que usan los curas cuando no andan con faldas. Para  él sería el complemento perfecto a la transmisión institucionalizada de misas dominicales.

domingo, 10 de mayo de 2009

Por su madre Bohemios!

Por Benedicto Tres Equis
Lo de cabecitas blancas es un mito! La prueba está en que cada 10 de mayo las calles, los restaurantes y las tiendas son tomadas por mujeres de la tercera edad con el cabello recién pintado color uva, pelirrojas, rubias, morenas... de todos los colores y sabores pero muy raramente de color blanco puro (y si así fuera, quizá también se trataría de algún tinte). Recién bañaditas y pintadas, visten sus mejores galas, incluso algunas hasta se quitan el tradicional y lechuguino delantal para lucir medias en colores ala de mosca o tofico. Todo para esperar pacientemente a que los hijos pródigos tengan a bien llegar hasta sus amorosos brazos para celebrarlas como se merecen.
Las madrecitas pasean por las calles partiendo plaza, dignas, altivas con esa combinación de gracia y fortaleza que sólo puede dar la seguridad de que son dadoras de vida, paladines de la abnegación. Esa sola fecha demuestra que 364 días de espera valieron la pena, pues el mundo gira a su alrededor. Porque no cabe la menor duda de que la veneración por la madre en nuestro país vence al más cruento y terrible virus, pone en verde cualquier semáforo, reactiva la economía restaurantera, hace palidecer la más desaforada campaña política y hasta detiene las infames balas de los narcos. Lo más curioso de todo es que a este sentimiento de omnipotencia se pretenden sumar madres de todas las edades y hasta las que aún no lo son del todo, porque cargan al crío en la barriga. Pero, sin duda, una madre entrada en años tiene mucho más credibilidad e impone más respeto. Sus lágrimas y sufrimientos por los hijos e hijas que son ovejas negras o descarriadas son definitivamente más conmovedores, convincentes y de mayor valía. Es una realidad abrumadora: una madre es una madre... y dos madres son dos madres... y tres madres son tres madres... y así hasta el infinito y más allá o por lo menos hasta llegar al número de mexicanos que aprendieron la lección al grito de "Por mi madre bohemios" lección bien aprendida al calor de unas buenas copas en una cantina, lejos de la mirada inquisidora de la esposa, pero muy cerca del corazón siempre amoroso y comprensivo de su progenitora.