domingo, 19 de febrero de 2012

EL "SINSENTIDO" A LA MEXICANA


 Por Benedicto Tres Equis
Sin importar el origen, la escolaridad y si se tiene o  no pedigrí, los mexicanos tenemos una extraordinaria habilidad para decir una cosa cuando en realidad lo que estamos diciendo es otra cosa completamente distinta o diametralmente opuesta. No en balde la palabra cantinflear está aceptada por el diccionario de la Real Academia y define este verbo como "Hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada"lo que es un dudoso honor. Los maestros en este arte son los políticos mexicanos, pero cualquier ciudadano de a pie es también un virtuoso de la cantinfleada, cuando se ve en la  necesidad de responder a una encuesta... y más si se tiene que plantar frente a una cámara o a un micrófono. La opción de quedarnos callados o simplemente decir "no sé" está descartada, como si se tratara de un sacrilegio o de un delito.
Cuando un mexicano prepara a su interlocutor con un "se lo voy a decir con todo respeto" está dispuesto a decir algo que, sin duda, nada tiene que ver con el respeto: se tratará de una evidente falta de respeto. Lo mismo sucede si alguien te dice "no dudo que usted..." lo que quiere decir es que cuestiona abiertamente tu capacidad para hacer, decir o pensar lo relacionado con el asunto en cuestión. Lo mismo cuando alguien asevera que "no hay bronca" o que "no hay pedo" lo que quiere decir en realidad es que está del todo inconforme con la resolución o con el resultado... y por supuesto que si hay pedo ¿Cómo serán de enloquecidas estas cuestiones en nuestro país, que un presidente tuvo que recurrir a un vocero encargado de interpretar lo que el mandatario quería decir? Y esto que se tomaba a broma o como un chiste, es una dramática y confusa realidad, sobre todo cuando se trata de  tomar decisiones importantes, como las que se supone que debe tomar un funcionario de tan alto nivel ¿Cómo se puede tener claridad en las acciones si no hay claridad en el pensamiento? Y es que en esta pregunta yo mismo estoy siendo tramposo y estoy incurriendo en la misma falta a la que me estoy refiriendo en este escrito: no se trata de que el funcionario en cuestión estuviera confundido respecto a sus acciones o que quisiera decir "una cosa por ostra"; existe una extraña perversión en todo esto, decir las cosas al revés se ha convertido en nuestra forma cotidiana de comunicarnos, nosotros lo sabemos y es por ello que a un extranjero le cuesta muchísimo trabajo entendernos. Más allá de las barreras del idioma, está esa forma de comunicación subterránea y maliciosa, tan compleja como el albur que en sus extremos puede llegar a niveles de abstracción insospechados.

Un caso demasiado obvio de todo esto es el comercial de televisión en el que aparece el actor Héctor Bonilla. Lo primero que dice es "y no pertenezco a ningún partido... soy un ciudadano", lo que hace en seguida es criticar a otros partidos y al final el mensaje termina firmado por.... el partido AL QUE PERTENECE el mencionado actor. La obviedad hace insultantes las cosas, como suele suceder con la política en este país. 

La naturaleza del doble mensaje en nuestra patria es de una peligrosa sutileza. Sabemos y al mismo tiempo ignoramos lo que nuestro interlocutor quizo decir y eso significa que nunca estamos seguros de qué manera actuará. A un sereno "no hay bronca" le puede seguir una batalla de insospechadas dimensiones... o puede no haber bronca. Y no importa si se trata de un desconocido, de un amigo de toda la vida o de un socio de negocios, nuestra ambigua manera de (in) comunicarnos resulta verdaderamente compleja. Nos movemos en el sinsentido del doble sentido, casi siempre.